martes, 28 de junio de 2011

historia de charles darwin

Charles Darwin es sin duda alguna una de las personalidades que más han representado para el avance de la ciencia en la historia de la Humanidad, sus estudios sobre la Evolución y sobre todo, el descubrimiento de la Selección Natural, marcó el nuevo rumbo de la Biología.

Nació en Shrewsbury, Shropshire el 12 de febrero de 1809 en el seno de una familia acomodada de la Inglaterra Victoriana, era hijo de un médico prestigioso, nieto por parte de padre del también médico y Naturalista Erasmus Darwin, y por parte de madre del famoso fabricante de porcelanas Josiah Wedgwood.

Tras un mediocre paso por los estudios elementales, en 1825 comenzó a estudiar medicina en Edimburgo para continuar la saga familiar, que abandonó en 1827 para ingresar en Cambridge y cursar estudios de sacerdocio, aunque tampoco esta era su vocación. Pero allí tuvo la oportunidad de acudir a interesantes disertaciones científicas que realmente le motivaron, y que aprovechó para conocer a importantes personalidades en el mundo de la ciencia, como el geólogo Adam Sedgwick que le enseñó a aplicar una metodología científica en el análisis de los hechos y al naturalista John Stevens Henslow, profesor de botánica del que aprendió a tomar datos de sus observaciones y recolectar muestras de forma detallada.

Tras acabar sus estudios en 1831 a los 22 años, obtuvo por mediación de Henslow el puesto de naturalista sin sueldo en el barco de reconocimiento HMS Beagle, que iniciaba una expedición científica alrededor del mundo. Aunque a su familia no le gusto mucho la idea, el joven Darwin se encontraba entusiasmado. Se hizo con el mayor número de instrumentos científicos y libros que pudo recopilar y subió a bordo, entre sus libros de cabecera se encontraba Principios de Geología de Charles Lyell, texto que le había impresionado.

Durante el viaje, que duró cinco años pasó muchas penalidades, continuos mareos y enfermedades que le afectaron a su salud para toda la vida, pero esto no fue obstáculo para que a su regreso hubiera recopilado una cantidad inmensa de datos y anotaciones sobre geografía, geología, botánica y zoología, así como un gran número de muestras.


A su vuelta a Inglaterra se casó con su prima Emma Wedgwood, y tras unos años en Londres se trasladó a Down, un lugar tranquilo próximo al mar, donde se dedicó de lleno a la labor de analizar la desbordante cantidad de notas que trajo consigo, de las que obtendría información suficiente para escribir varios libros. Había encontrado el rumbo de su vida.

Publicó parte de la información recogida en forma de varios libros, y aunque estaba muy bien explicar como se comportaban los animales y que aspecto tenían las plantas de remotos lugares del globo, a él le interesaba mucho más el significado de todo aquello que había visto, el cómo y el por qué.

Fue anotando sus observaciones sobre las variaciones hereditarias en sus "Cuadernos sobre la transmutación de las especies", pero cuando leyó el libro "Ensayo sobre el principio de población" del clérigo y economista político Thomas Robert Malthus, fue el momento en el que encontró la respuesta que buscaba.

Las ideas de Malthus sobre el equilibrio de las poblaciones humanas le dieron la pista sobre el mecanismo que rige el fenómeno evolutivo: la Selección Natural, que se basa en la supervivencia de los más aptos.

En 1838 Darwin ya había perfilado su teoría de la evolución, pero consciente de las repercusiones que iba a causar y del rechazo que ocasionaría su publicación en la conservadora sociedad victoriana, decidió demorarla y continuar su perfeccionamiento añadiendo ocasionalmente nuevos datos.

No fue hasta que en 1858 recibió una carta del también naturalista Alfred Russel Wallace, que le hizo cambiar de opinión.

A.R. Wallace tras sus viajes por América del sur, Océano Índico y Pacífico Sur había llegado de forma independiente al mecanismo de la Selección natural como motor de la evolución. Había conocido a Darwin en una ocasión en 1848 antes de partir en su viaje, era consciente de su prestigio como naturalista experto y en alguna ocasión había cruzado correspondencia con él sobre cuestiones de la permanencia y mutación de las especies. Por este motivo, junto a la carta le envió su corto ensayo "Sobre la tendencia de las variedades a apartarse indefinidamente del tipo original", pidiéndole que lo leyera y que si lo consideraba interesante se lo hiciera llegar a Charles Lyell.

Wallace no era consciente que Darwin hubiera descubierto la Selección natural con anterioridad, ni del grado de prioridad que tendría la publicación de su ensayo sobre el trabajo de toda la vida de Darwin. Esta circunstancia causó una profunda conmoción en Darwin, que no sabía como actuar sin quedar como deshonesto, llegando a escribir "Preferiría quemar mi libro entero antes que él pensara que he obrado indignamente".


Fueron sus amigos Charles Lyell y Joseph Hooker, conocedores de sus trabajos, y que durante muchos años le habían incitado a publicarlos los que organizaron en julio de 1858 un acto en la Linnean Society de Londres, en el que se leyó una memoria conjunta de Darwin y Wallace que posteriormente se publicó en el diario de la Sociedad.

Darwin y Wallace mantuvieron toda su vida una mutua y generosa relación, reconociendo siempre Wallace a Darwin como primer descubridor del mecanismo de la Selección Natural.

"El Origen de las especies por selección natural" se puso a la venta el 24 de noviembre de 1859, agotándose ese mismo día, en enero de 1860 salió la segunda edición, llegando a seis ediciones en vida de Darwin. Desde entonces no ha dejado de editarse siendo traducido a más de treinta idiomas. Su publicación constituía una revolución científica similar a las que causaron Galileo, Copérnico y Newton en su momento, y además como Darwin preveía causó una auténtica conmoción en la conservadora sociedad británica del siglo XIX, que lo consideraba como una herejía. Por ello recibió los más feroces e insultantes ataques a su persona durante el resto de su vida.

La importancia del "Origen de las especies" en la biología moderna ha eclipsado el resto de la obra de Darwin, y no por eso es menos importante o extensa. Una vez concluyó su obra cumbre, continuó escribiendo de forma metódica profundizando en el tema evolutivo. En 1862 publicó un libro sobre "Fertilización de las orquídeas", en 1868 "Variación de animales y plantas bajo domesticación", en 1871 "El origen del hombre", en 1872 "La expresión de las emociones en el hombre y los animales", en 1875 "Las plantas insectívoras" y "Sobre los movimientos y costumbres de las plantas trepadoras", en 1876, "Los efectos de la autofertilización y de la fertilización cruzada en el reino vegetal", en 1877 "Las diferentes formas de las flores", en 1879 "Vida de Erasmus Darwin", en 1880 "El poder del movimiento de las plantas" y por último en 1881 publica "La formación del mantillo vegetal por la acción de las lombrices", y con anterioridad al "Origen de las especies" ya había escrito en 1839 "Diario de investigaciones" sobre su viaje en el Beagle, en 1842 "Estructura y distribución de los arrecifes de coral", en 1846 "Observaciones Geológicas en América del sur", en 1851 un primer volumen de "Monografía sobre los Cirrípedos", en 1852 un segundo volumen sobre los cirrípedos. Como se puede apreciar realizó una fructífera labor de escritor sobre temas de historia natural desde geología a antropología, pasando por botánica y zoología.

Hacia 1877 a pesar de la oposición de algunos sectores reaccionarios de la sociedad, la teoría de la Evolución por medio de la selección natural había conseguido la aceptación por la mayoría de la comunidad científica, que empezó a reconocérselo públicamente y a concederle los honores durante tanto tiempo negados, obteniendo distinciones, medallas, títulos, y su pertenencia a las más ilustres sociedades de la época, hasta que apenas quedó alguna recompensa científica que no hubiese conseguido.

El día 19 de abril de 1882 Darwin falleció de un colapso cardiaco en su casa de Down, recibiendo sepultura en la nave norte de la catedral de Westminster, junto a la tumba de Newton, su entierro se celebró con todos los honores de un héroe nacional el 26 de abril, siendo portado su féretro por miembros de la cámara de los comunes, el presidente de la Royal Society, el embajador de EE.UU., varios nobles, y sus amigos Hooker, Huxley y Wallace.

focilizacion

Cuando un organismo muere, sus restos se descomponen y disgregan rápidamente por la acción de las bacterias, otros animales, el viento, la lluvia, o las olas del mar. Pero si ese cadaver es enterrado en poco tiempo por los sedimentos, y se ve a salvo de la intervención de los agentes biológicos y mecánicos crecen mucho las posiblidades de que fosilice. Obviamente es mucho más sencillo que lo hagan las partes duras como conchas y huesos, que las partes blandas como los músculos y vísceras que a pesar de su enterramiento siguen expuestos a la acción de las bacterias. Todo depende de lo hermético que sea el envoltorio protector que rodea al organismo. En casos excepcionales también se conservan esas partes blandas, y se han encontrado insectos esquisitamente preservados en ámbar, que es resina fósil de árboles, vertebrados en minas de asfalto, o mamuts congelados en la turba de Siberia.



Salvo esas raras excepciones, el proceso de fosilización comienza a partir de la desaparición de las partes blandas y el relleno de los huecos por el sedimento circundante. En ese momento empiezan a producirse una serie de transformaciones químicas que poco a poco van sustituyendo los compuestos orgánicos de esos restos por minerales.

Esta transformación depende de la composición química del hueso o concha, y de la del sedimento que lo contiene, si esta combinación es favorable, la sustitución se realizará molécula a molécula, durante un largo, muy largo período de tiempo, hasta que el organismo esté completamente mineralizado, es decir, convertido en piedra.

Si por causa de la erosión, o por la acción del hombre la roca que lo contiene queda expuesta en la superficie, estará sometida a los procesos erosivos a los que se ve sometido el relieve, y se destruirá en un tiempo más o menos corto. Ahora, si es recogido racionalmente, teniendo en consideración que no es solo una bonita piedra para poner encima del televisor, sino que es una fuente de información sobre la vida pasada, tendremos una joya de la naturaleza llamada fósil.

bosque humedo

Este ecosistema es famoso por su exhuberancia y por poseer una de las mayores diversidades de plantas y animales en el mundo.
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Precipitación anual: Entre 1800 mm y 900 mm.
Temperatura pro medio anual: 18ºc a 25ºc.
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Vegetación
Hay una menor proporción de árboles cadacifolios que en el bosques seco tropical. Se encuentra especies representativas como :Ceiba, higueras, caucho, y Ceiba bonga. Se encuentra una gran variedad de helechos. También son características las plantas heliconeaceas como el platanillo. El dosel normalmente está formado por árboles altos, de 25 a 35 m de altura; los árboles emergentes gigantes superan los 50 m de altura.
Distribución en el país




Ampliamente extendido por las llanuras de la Amazonía y por la región Pacífica (Chocó biogeográfico.) Antiguamente, los bosques húmedos tropicales también eran extensos en las laderas bajas de las cordilleras andinas y de la Sierra Nevada de Santa Marta, por debajo de 1000 m.s.n.m. y a lo largo del río Magdalena y otros ríos de la región Caribe. Sin embargo, gran parte de estos bosques ha sido eliminada por los seres humanos y ahora sólo se encuentran como pequeños fragmentos dispersos en zonas de potreros.
Flora
El bosque húmedo tropical alberga una enorme diversidad de flora. En la mayor parte de los casos, no se encuentran especies de árboles dominantes. Más bien, los ejemplares de cada especie se encuentran muy dispersos por el bosque y un sorprendente número de especies de árboles pueden crecer juntas: se ha calculado que en los bosques húmedos más diversos del mundo, una sola hectárea de terreno puede albergar hasta 280 especies de árboles. Para poner esto en perspectiva, mencionemos que en toda Europa hay sólo unas 100 especies de árboles nativos.
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A pesar de esta heterogeneidad a nivel de especie, el bosque húmedo tropical tiene una composición muy clara a nivel de familias de plantas. Las Leguminosas (familia de los guamos, chochos y fríjoles) son la familia más diversa de árboles en la mayor parte de los bosques húmedos. Otras familias dominantes de árboles son las Moráceas (familia de los higuerones), Anonáceas (familia de los guanábanos), Rubiáceas (familia del cafeto), Miristicáceas (familia de la nuez moscada), Sapotáceas (familia del árbol del chicle), Meliáceas (familia de la caoba), Arecáceas (familia de las palmas), Euforbiáceas (familia del árbol del caucho) y Bignoniáceas (familia de los guayacanes o chicaláes.) (Gentry 1990.)
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En el sotobosque son muy evidentes varios tipos de hierbas gigantes con grandes hojas, como los platanillos (Heliconia), bihaos (Calathea.), cañagrias (Costus) y anturios y afines (Araceae.) También abundan en este estrato diversas especies de arbustos de las familias Rubiaceae (familia del cafeto), Melastomataceae (familia de los sietecueros) y Piperaceae (familia de los cordoncillos y la pimienta.) En lo alto de los árboles abundan las plantas epífitas, como las bromeliáceas y orquídeas.
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Los troncos de muchos árboles del bosque húmedo tienen contrafuertes muy notorios, también conocidos como bambas, combas o raíces tablares. Aunque su función no se ha determinado satisfactoriamente, parece que ayudan a sostener a los árboles que crecen sobre suelos poco profundos. Otra característica notoria de los bosques húmedos tropicales es que el tamaño relativamente grande de las hojas de muchos árboles, en comparación con las hojas pequeñas que predominan en climas más fríos. Para terminar, mencionemos la abundancia de lianas de gran tamaño, que contribuyen con su presencia al aspecto característico de los bosques húmedos.
Fauna
El bosque húmedo tropical alberga innumerables especies de animales, sobre todo especies de tamaño relativamente pequeño. Gran parte de las especies presentes pueden trepar o volar, lo que les permite refugiarse en los árboles y aprovechar los nichos y recursos que están disponibles en ellos.
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Muchos animales del bosque húmedo adoptan coloraciones de advertencia, que le señalan a sus enemigos que son venenosos o de mal sabor. Otros animales, en particular entre los insectos, suelen copiar los diseños de las especies venenosas, para que los depredadores no los molesten. Otros simplemente tienen coloraciones y diseños que se confunden con su entorno, permitiéndoles pasar desapercibidos. Este conjunto de fenómenos es conocido como mimetismo y encuentra su máximo desarrollo en el bosque húmedo tropical.
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Este ecosistema es la tierra de los insectos más grandes y vistosos, incluyendo varias especies de mariposas, escarabajos, cucarachas, mantis, etc. Otros invertebrados también alcanzan aquí gran tamaño, por ejemplo, los milpiés y ciempiés, los alacranes, las tarántulas, los Amblypygidae y algunas lombrices de la familia Glossoscolecidae.
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El monótono canto de las chicharras (Cicadidae) contribuye a ambientar el bosque día y noche. Las hormigas son muy comunes y se encuentran muy diversificadas: incluyen especies tan vistosas como las hormigas arrieras o cortahojas (Attini) y las carnívoras hormigas legionarias (Ecitoninae.) Las abejas silvestres contribuyen a la polinización de muchas especies de plantas en todos los estratos del bosque. Y las mariposas alcanzan gran belleza y diversidad, destacándose las brillantes Morpho azules, las Agrias del dosel del bosque y especies de Heliconiinae, Ithomiinae, Papilionidae y Riodininae.
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En las charcas, quebradas y ríos que atraviesan el bosque habita una sorprendente cantidad de peces, predominando las especies de los órdenes Characiformes (peces “normales”, con escamas) y Siluriformes (bagres y afines); en estos lugares también se observan cangrejos de agua dulce de las familias Trichodactylidae y Pseudothelphusidae.
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Los anfibios son diversos; sobresalen las ranas y sapos, con muchas especies que son activas durante el día. Entre las más vistosas están las ranas venenosas (Dendrobatidae), que, con sus brillantes colores, advierten a los depredadores de las mortales toxinas que secreta su piel. Otros grupos importantes de anfibios son las ranas terrestres (Leptodactylidae), las ranas arborícolas (Hylidae), las ranas de cristal (Centrolenidae) y los sapos (Bufonidae), además de las cecilias (Caeciliaidae), que parecen grandes lombrices y viven enterradas en el suelo o bajo piedras y algunas especies de salamandras (Bolitoglossa) que se encuentran en la región Pacífica y laderas bajas de los Andes.
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Los reptiles son igualmente diversos, sobresaliendo numerosas especies de serpientes, algunas de ellas muy venenosas como por ejemplo las mapanás y otras especies de la familia Viperidae y las corales (Micrurus). Los lagartos son abundantes y van desde diminutos gecos de costumbres nocturnas hasta las grandes iguanas que se asolean junto a los cursos de agua. También hay varias especies de tortugas, babillas y caimanes.
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Entre las aves destacan especies grandes y muy ornamentales como guacamayas, loros y tucanes, habitantes del dosel del bosque. Las grandes águilas arpía (Harpia harpyja) y miquera (Morphnus guianensis) patrullan silenciosamente el dosel, donde son los depredadores de mayor tamaño. En el piso y en los árboles se mueven diversas especies de paujiles y pavas de monte (Cracidae). Además de estas y otras especies de gran tamaño, en el bosque húmedo tropical habitan cientos de especies de aves pequeñas, sobresaliendo por su diversidad los atrapamoscas (Tyrannidae), los hormigueros (Thamnophilidae), las tangaras (Thraupidae) y los colibríes (Trochilidae.)
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Más de la mitad de las especies de mamíferos presentes en una determinada localidad de bosque húmedo tropical pueden ser murciélagos y estos constituyen el grupo más importante de mamíferos de este ecosistema. Los murciélagos vampiros son minoría: hay 3 especies y de estas sólo una puede morder a los seres humanos. La inmensa mayoría de murciélagos se alimentan, según las especies, de insectos, frutos, peces, ranas y otros animales.
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Sobresalen los mamíferos trepadores, representados por animales como los monos, perezosos, martejas (Potos flavus), puerco espines, ardillas y varios marsupiales (chuchas o faras). En tierra habitan el jaguar, el puma, las dantas (Tapirus) y los saínos (Pecari tajacu, Tayassu pecari), además de varias especies de roedores, incluyendo ratas y ratones, ñeques (Dasyprocta) y guaguas (Agouti paca.)
Conservación
Existe, a nivel mundial, una gran preocupación por el futuro de los bosques húmedos tropicales. Pues, a la vez que estos albergan una gran proporción de la biodiversidad mundial, están siendo arrasados en todo el planeta, víctimas de la tala, la quema, la ganadería, la industrialización y la urbanización generadas por los seres humanos. Se estima que en Colombia, cada año se talan más de 47.000 hectáreas de bosque. En total, entre 1990 y el 2005, Colombia perdió 711.000 hectáreas de bosques (http://rainforests.mongabay.com/deforestation/2000/Colombia.htm, consultado en Abril de 2007.) De esta manera, desde la Colonia, ya se han destruido más de la cuarta parte de los bosques del país.
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Los bosques húmedos tropicales tienen atrapada una gran cantidad de carbono en sus tejidos vivos. La tala y quema de estos bosques ha ocasionado la liberación de este elemento en forma de dióxido de carbono, gas causante de la mayor parte del efecto de invernadero que está aumentando la temperatura en la tierra, derritiendo el hielo de los polos y los glaciares y haciendo que los océanos suban de nivel, inundando poco a poco las costas.
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La conservación de los bosques húmedos tropicales es esencial para asegurar la diversidad de especies de fauna y flora del mundo, nuestra futura despensa de productos naturales y medicinas. Asimismo, es esencial para regular el clima de nuestro planeta. Motivos de sobra para que cuidemos el “monte”. Y para que veamos y visitemos con aprecio las reservas de bosque húmedo tropical.

vaca marina de steller extinta por el ser humano

Hace 233 años desapareció de la faz de la Tierra la llamada vaca marina de Steller, la mayor especie del orden de los sirenios -un grupo de mamíferos marinos que comprende a los manatíes y al dugong. Lamentablemente, la extinción le llegó a sólo 27 años de su hallazgo por el hombre, quien en corto tiempo selló su destino.
Corría noviembre de 1741 cuando el bergantín ruso Saint Peter que conducía expedicionarios comandados por Vitus Bering -un navegante danés al servicio de Rusia- naufragó entre la Península de Kamchatka y las islas Aleutianas. Con gran dificultad lograron alcanzar una isla que no figuraba en los mapas de navegación y más tarde denominada isla Bering, perteneciente al archipiélago de las Commander -por el comandante que las descubrió. A poco de alcanzar tierra, los maltrechos sobrevivientes -entre los que se encontraba el naturalista alemán Georg Wilhelm Steller como jefe científico- descubrieron gran cantidad de vida salvaje, entre la que se encontraba un enorme animal de nadar lento, que flotaba fácilmente y se acercaba mucho a la línea costera o llegaba a la playa con la marea alta. Se lo veía en pequeños grupos.


Un miembro de la tripulación del St. Peter -Sven Waxell- hizo el único dibujo que existe de la época del descubrimiento de la vaca marina, citada con la letra A.

Tenía una cabeza pequeña con relación al resto del cuerpo -la décima parte del largo total- seguida por un cuello corto y un tronco robusto. Su piel oscura era áspera y gruesa como la corteza de los árboles y le permitía soportar el embate de las olas en las aguas bajas que frecuentaba. Se impulsaba con su aleta caudal -una cola aplanada con una muesca central. Pero, sin duda, el rasgo más distintivo resultaba ser la terminación roma de sus aletas pectorales -similares a un miembro amputado carente de falanges-, las que eran usadas para apartarse de las rocas o para ayudar a conducir la comida a la boca junto con sus labios. No tenía dientes funcionales, a diferencia de manatíes y dugongos. En su lugar aparecían unas placas córneas con las que trituraba las algas del género Macrocystis o kelp que constituían su alimento. No parecían bucear por mucho tiempo -alrededor de 5 minutos promedio- y debían salir a la superficie a respirar.

El largo máximo habría sido de 10 metros y su peso estimado entre las 4 y 10 toneladas, con lo cual se constituía en el mayor de todos los sirenios. Se la nombró científicamente Hidrodamalis gigas que significa "joven vaca gigante de agua". Su nombre común se le dio por su descubridor, Steller.

Al analizarlos internamente encontraron que sus pulmones eran grandes y el aparato digestivo estaba especializado, como se ve en los rumiantes. Bajo la piel se extendía una capa de grasa, con 7 a 10 cm de profundidad, como protección contra el frío y quizás reserva de energía. Durante el invierno, cuando el alimento escaseaba, el cuerpo de las vacas marinas se transformaba -consumían su grasa-, pudiéndose notar las costillas. Su cráneo difería del de los sirenios, ya que la parte superior -rostro- estaba levemente dirigido hacia arriba, posiblemente como adaptación para alimentarse de las partes superiores de los kelps que crecían hasta gran altura y a las que estos animales accedían fácilmente dada su gran flotabilidad.

Steller pudo observar, también, el comportamiento reproductivo de estos mamíferos marinos, aunque no un ciclo reproductivo completo, debido al corto tiempo que permanecieron en la isla -sólo 10 meses. Según consta en los escritos del científico, se apareaban en la primavera después de un cortejo largo y complejo y parecían ser monógamas. Al nacer la única cría, supuestamente en otoño, era asistida celosamente por los adultos.

Para mal de estos animales, diversas circunstancias las convirtieron en presa fácil de los hombres: eran abundantes en aguas bajas, se movían lentamente y mostraban el dorso al flotar en superficie cuando descansaban o comían, actividad esta última a la que dedicaban gran parte de su tiempo, sin prestar atención a lo que ocurría alrededor. Así, los sobrevivientes del barco ruso hundido las eligieron como alimento por su carne, a la cual encontraron tan sabrosa como el bife, una indispensable fuente de proteínas. Aún su grasa, decían, olía y gustaba como el aceite de almendras. También su gruesa piel tuvo uso: sirvió como cuero para cubrir los botes o hacer suelas para zapatos.

Fueron cazadas con ganchos de hierro sujetos a una larga soga para arrastrarlas luego a tierra donde eran descuartizadas. Un hecho asombraba a aquellos hombres: se veía un comportamiento de ayuda -epimelético- entre las vacas marinas de todas las edades, sobre todo cuando una de ellas era arponeada y los demás animales permanecían cerca o, más aún, intentaban liberarla.

Al año siguiente al hundimiento, la tripulación del Saint Peter consiguió armar con los restos de éste una pequeña embarcación. Bering murió en la isla, pero sus hombres regresaron a Kamchatka -su lugar de origen- donde contaron sobre la abundancia encontrada, incluyendo la de vacas marinas. Fue así como viajes posteriores de exploradores o cazadores fijaban en las islas paradas de abastecimiento o elegían pasar allí el crudo invierno, antes de continuar hacia un destino más lejano.



Al agotarse en las aguas de la isla Copper en 1754, continuaron explotándose en la de Bering hasta 1768, año en que la última vaca marina fue avistada. Lamentablemente, no existen esqueletos completos conservados.

A diferencia de los demás sirenios que se encuentran en aguas tropicales o subtropicales, estos animales se hallaban en las aguas frías costeras, aunque en épocas remotas habrían habitado las frías aguas de Pacífico norte -desde Japón a Baja California- según consignan los restos fósiles allí encontrados. Su gran superficie corporal con relación al volumen, y una gruesa piel y grasa para conservar el calor fueron las adaptaciones favorables a dicho hábitat.

En 1754, un ingeniero en minas enviado a la isla Copper en busca de cobre alertó acerca de la desaparición de las vacas marinas de Steller en esa isla y al año siguiente efectuó una petición formal ante las autoridades para que dejaran de ser cazadas. Sin embargo, fue desoído.

La pequeña población de vacas marinas habría sido de 2.000 individuos, según cálculos del naturalista Stejneger -biógrafo de Steller. Este hecho, junto a un reducido rango de distribución y una baja tasa de reproducción, fueron algunos de los factores que coadyuvaron a su extinción. Pero, sin duda, el proceso se aceleró al interponerse en su camino una especie clave: el Homo sapiens, quien cazándolas intensivamente privó a su descendencia de la posibilidad de conocer y compartir el mundo con tan sorprendente mamífero marino. Una experiencia para no repetir.
Hace 233 años desapareció de la faz de la Tierra la llamada vaca marina de Steller, la mayor especie del orden de los sirenios -un grupo de mamíferos marinos que comprende a los manatíes y al dugong. Lamentablemente, la extinción le llegó a sólo 27 años de su hallazgo por el hombre, quien en corto tiempo selló su destino.
Corría noviembre de 1741 cuando el bergantín ruso Saint Peter que conducía expedicionarios comandados por Vitus Bering -un navegante danés al servicio de Rusia- naufragó entre la Península de Kamchatka y las islas Aleutianas. Con gran dificultad lograron alcanzar una isla que no figuraba en los mapas de navegación y más tarde denominada isla Bering, perteneciente al archipiélago de las Commander -por el comandante que las descubrió. A poco de alcanzar tierra, los maltrechos sobrevivientes -entre los que se encontraba el naturalista alemán Georg Wilhelm Steller como jefe científico- descubrieron gran cantidad de vida salvaje, entre la que se encontraba un enorme animal de nadar lento, que flotaba fácilmente y se acercaba mucho a la línea costera o llegaba a la playa con la marea alta. Se lo veía en pequeños grupos.


Un miembro de la tripulación del St. Peter -Sven Waxell- hizo el único dibujo que existe de la época del descubrimiento de la vaca marina, citada con la letra A.

Tenía una cabeza pequeña con relación al resto del cuerpo -la décima parte del largo total- seguida por un cuello corto y un tronco robusto. Su piel oscura era áspera y gruesa como la corteza de los árboles y le permitía soportar el embate de las olas en las aguas bajas que frecuentaba. Se impulsaba con su aleta caudal -una cola aplanada con una muesca central. Pero, sin duda, el rasgo más distintivo resultaba ser la terminación roma de sus aletas pectorales -similares a un miembro amputado carente de falanges-, las que eran usadas para apartarse de las rocas o para ayudar a conducir la comida a la boca junto con sus labios. No tenía dientes funcionales, a diferencia de manatíes y dugongos. En su lugar aparecían unas placas córneas con las que trituraba las algas del género Macrocystis o kelp que constituían su alimento. No parecían bucear por mucho tiempo -alrededor de 5 minutos promedio- y debían salir a la superficie a respirar.

El largo máximo habría sido de 10 metros y su peso estimado entre las 4 y 10 toneladas, con lo cual se constituía en el mayor de todos los sirenios. Se la nombró científicamente Hidrodamalis gigas que significa "joven vaca gigante de agua". Su nombre común se le dio por su descubridor, Steller.

Al analizarlos internamente encontraron que sus pulmones eran grandes y el aparato digestivo estaba especializado, como se ve en los rumiantes. Bajo la piel se extendía una capa de grasa, con 7 a 10 cm de profundidad, como protección contra el frío y quizás reserva de energía. Durante el invierno, cuando el alimento escaseaba, el cuerpo de las vacas marinas se transformaba -consumían su grasa-, pudiéndose notar las costillas. Su cráneo difería del de los sirenios, ya que la parte superior -rostro- estaba levemente dirigido hacia arriba, posiblemente como adaptación para alimentarse de las partes superiores de los kelps que crecían hasta gran altura y a las que estos animales accedían fácilmente dada su gran flotabilidad.

Steller pudo observar, también, el comportamiento reproductivo de estos mamíferos marinos, aunque no un ciclo reproductivo completo, debido al corto tiempo que permanecieron en la isla -sólo 10 meses. Según consta en los escritos del científico, se apareaban en la primavera después de un cortejo largo y complejo y parecían ser monógamas. Al nacer la única cría, supuestamente en otoño, era asistida celosamente por los adultos.

Para mal de estos animales, diversas circunstancias las convirtieron en presa fácil de los hombres: eran abundantes en aguas bajas, se movían lentamente y mostraban el dorso al flotar en superficie cuando descansaban o comían, actividad esta última a la que dedicaban gran parte de su tiempo, sin prestar atención a lo que ocurría alrededor. Así, los sobrevivientes del barco ruso hundido las eligieron como alimento por su carne, a la cual encontraron tan sabrosa como el bife, una indispensable fuente de proteínas. Aún su grasa, decían, olía y gustaba como el aceite de almendras. También su gruesa piel tuvo uso: sirvió como cuero para cubrir los botes o hacer suelas para zapatos.

Fueron cazadas con ganchos de hierro sujetos a una larga soga para arrastrarlas luego a tierra donde eran descuartizadas. Un hecho asombraba a aquellos hombres: se veía un comportamiento de ayuda -epimelético- entre las vacas marinas de todas las edades, sobre todo cuando una de ellas era arponeada y los demás animales permanecían cerca o, más aún, intentaban liberarla.

Al año siguiente al hundimiento, la tripulación del Saint Peter consiguió armar con los restos de éste una pequeña embarcación. Bering murió en la isla, pero sus hombres regresaron a Kamchatka -su lugar de origen- donde contaron sobre la abundancia encontrada, incluyendo la de vacas marinas. Fue así como viajes posteriores de exploradores o cazadores fijaban en las islas paradas de abastecimiento o elegían pasar allí el crudo invierno, antes de continuar hacia un destino más lejano.




Al agotarse en las aguas de la isla Copper en 1754, continuaron explotándose en la de Bering hasta 1768, año en que la última vaca marina fue avistada. Lamentablemente, no existen esqueletos completos conservados.

A diferencia de los demás sirenios que se encuentran en aguas tropicales o subtropicales, estos animales se hallaban en las aguas frías costeras, aunque en épocas remotas habrían habitado las frías aguas de Pacífico norte -desde Japón a Baja California- según consignan los restos fósiles allí encontrados. Su gran superficie corporal con relación al volumen, y una gruesa piel y grasa para conservar el calor fueron las adaptaciones favorables a dicho hábitat.

En 1754, un ingeniero en minas enviado a la isla Copper en busca de cobre alertó acerca de la desaparición de las vacas marinas de Steller en esa isla y al año siguiente efectuó una petición formal ante las autoridades para que dejaran de ser cazadas. Sin embargo, fue desoído.

La pequeña población de vacas marinas habría sido de 2.000 individuos, según cálculos del naturalista Stejneger -biógrafo de Steller. Este hecho, junto a un reducido rango de distribución y una baja tasa de reproducción, fueron algunos de los factores que coadyuvaron a su extinción. Pero, sin duda, el proceso se aceleró al interponerse en su camino una especie clave: el Homo sapiens, quien cazándolas intensivamente privó a su descendencia de la posibilidad de conocer y compartir el mundo con tan sorprendente mamífero marino. Una experiencia para no repetir.

domingo, 26 de junio de 2011

salvemos al mundo

yo me intereso mucho por los animales soy costarricense mi sueño es algun dia hacer un tipo de reserva y traer animales de todo tipo para lograr mi sueño necesito ayuda si esta interesado en los aimales como yo dime y intentaremos hacer realidad el sueño de muchas persona y el mio y darle una ayuda a nuestro planeta por favor si estas interesado ayudame

felinos de costa rica

Los felinos o gatos silvestres pertenecen al orden de los carnívoros, al que también pertenecen los cánidos, los prociónidos, los mustélidos, etcétera). En comparación con otros mamíferos, los carnívoros tienen el intestino corto y una dentadura adaptada para cazar presas y triturarlas. Los gatos silvestres pertenecen a la familia Felidae, y para Costa Rica se han descrito seis especies de felinos pertenecientes a cuatro géneros diferentes: el jaguar (Panthera onca), el manigordo (Leopardus pardalis), el caucel (L. wiedii), el tigrillo (L. tigrina), el puma (Puma concolor) y el león breñero (Herpailurus yaguarondi). Las primeras cuatro especies son animales con manchas en el cuerpo, mientras que las últimas dos son de un solo color, sin manchas. Todas las especies de felinos en Costa Rica están consideradas en peligro de extinción, principalmente por la destrucción de sus hábitats y por la cacería de que son objeto por ser consideradas especies plaga en algunos casos. A continuación damos una descripción de cada especie y de su estado de conservación.

Puma

El puma o león de montaña es un felino que puede llegar a pesar 65 k en Costa Rica. Se distribuye desde Canadá hasta el sur de Argentina y Chile. En Costa Rica es común en casi todas las áreas protegidas con más de 10.000 ha de extensión (Guanacaste, Tortuguero, La Amistad, Tapantí, Corcovado). Es un animal de hábitos terrestres y solitario. Se alimenta de gran variedad de animales, entre los que destacan el venado cola blanca (Odocoileus virginianus) y el cabro de monte (Mazama americana). Algunas veces es considerado una especie plaga por el daño que causa en fincas aledañas a áreas protegidas en el ganado vacuno y porcino. En Estados Unidos se han reportado ataques a seres humanos en áreas silvestres. En el Parque Nacional Corcovado a medianoche, hace unos años, un puma atacó a un estudiantes nuestro que estaba tomando datos de radiotelemetría a dantas, mas no le causó heridas de consideración.

León breñero

Es un felino de tamaño mediano que se distribuye desde el sur de Estados Unidos hasta el norte de Argentina. Su coloración puede tener tres tonalidades: negro, café rojizo y gris. Son los felinos que más se adaptan a los hábitats alterados en el Neotrópico. Son principalmente diurnos y solitarios. Se alimentan de pequeños mamíferos y aves. La gente a veces los confunde con el tolomuco (Eira barbara) que también es negro. Equivocadamente algunas personas le llaman pantera debido al color negro de algunos individuos. Muchas veces se convierte en un animal plaga, pues ataca gallineros en busca de alimento.

Tigrillo

Gato manchado de tamaño pequeño. Se encuentra desde Costa Rica hasta el norte de Argentina. En realidad, su biología es poco conocida, aunque se sabe que se alimenta de ratones de campo y algunas especies de aves. Es una especie rara considerada en peligro de extinción. No se conoce el estado de sus poblaciones silvestres, aunque por su rareza es considerado en peligro de extinción.

Manigordo

Es un gato manchado de tamaño mediano (un poco más grande que un gato casero). Se encuentra desde el sur de Estados Unidos hasta el norte de Argentina. Tiene la peculiaridad de tener manos gruesas, por lo que marca una huella grande a su paso (de ahí el nombre vernáculo de manigordo). Son animales solitarios y se alimentan de mamíferos pequeños y medianos. Algunas veces son considerados animales plaga porque matan gallinas en zonas cercanas a áreas protegidas.

Caucel

Es un felino manchado de tamaño mediano que puede llegar a pesar 5 k. Se encuentra desde el norte de México hasta el norte de Argentina. Son animales solitarios, nocturnos y muy arborícolas. Se alimentan de mamíferos pequeños y aves. Son difíciles de observar y están considerados en peligro de extinción. También atacan gallineros de vez en cuando y son confundidos con el tigrillo por su tamaño y coloración.

Jaguar

El jaguar o tigre es el depredador más grande de la región neotropical (que se extiende desde el sur de México hasta Argentina). Es un animal grande y poderoso y en Costa Rica puede pesar entre 70 y 10 k. Es de color amarillo dorado hasta café arenoso y con rosetas o manchas de color negro y circulares. Su vientre es de color blanco con manchas negras. Originalmente el jaguar se encontraba desde el sur de Estados Unidos hasta el norte de Argentina. Sin embargo, debido a la desaparición de los bosques y a la presión de la cacería, ha desaparecido en lugares como El Salvador y el sur de Estados Unidos. Actualmente el jaguar es considerado un animal en peligro de extinción y con poblaciones reducidas. Trátase de un animal solitario y activo tanto de noche como de día, dependiendo de la actividad que presenten sus presas. Se mueve principalmente en el suelo, aunque sube bien a los árboles y es buen nadador. Acostumbra transitar por senderos y caminos hechos por el hombre. En Costa Rica los jaguares están considerados en peligro de extinción. Actualmente solo se encuentran algunas subpoblaciones en los parques nacionales Tortuguero, La Amistad, Braulio Carrillo, Guanacaste y Corcovado. En algunos estudios realizados por investigadores del Programa Regional en Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional se ha determinado que en Costa Rica los jaguares se alimentan principalmente de chanchos de monte y tortugas marinas, aunque pueden consumir cualquier animal que encuentren en su camino. En Costa Rica los jaguares son cazados porque algunas veces matan perros y ganado vacuno y porcino ante la necesidad de alimentarse. Y es que uno de los mayores problemas que tenemos en este momento es la cacería ilegal de especies importantes en la dieta de los jaguares -como el saíno, el tepezcuintle y el chancho de monte-, por lo que ellos carecen del suficiente alimento en las áreas boscosas y las áreas protegidas donde viven y se ven obligados a salir en busca de comida. En muchos casos la cacería ilegal se está dando en los bordes y dentro de las áreas protegidas. Una vez que el jaguar encuentra una vaca, o un chancho doméstico, y lo mata, aprende que se trata de presas fáciles y comienza el problema para los finqueros, que generalmente terminan matando al jaguar. La organización Wildlife Conservation Society desde 1999 tiene un programa de conservación de jaguares en cuatro áreas estratégicas: (1) realizando estudios ecológicos de la especie para permitir su posterior manejo, (2) impulsando estudios genéticos, (3) trabajando con el conflicto jaguar-ganado a través de talleres con expertos en jaguares y ganaderos y (4) desarrollando un currículo de educación ambiental para la región para la conservación del jaguar y sus presas.

Resumiendo, es urgente y necesario comenzar a trabajar para evitar que las poblaciones de jaguares y otros felinos silvestres desaparezcan de los bosques de nuestro país. Esto puede lograrse educando a la gente y evitando la cacería ilegal de animales presas en las áreas protegidas.

especien e peligro de extincion en costa rica

Listado de especies extintas y en peligro de extinción en Costa Rica
Aves
Guacamayo verde mayor Ara ambiguus
Batracios
Sapo dorado Bufo periglenes
Sapo de Perú Atelopus peruensis
Reptiles
Cocodrilo americano Crocodylus acutus
De mar
Manatí de las Indias Occidentales Trichechus manatus latirostris, Trichechus manatus manatus
Felinos
Jaguar Panthera onca
Mamíferos
Tapir Tapirus bairdii